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INTRODUCCIÓN:
El primer problema que afronta todo intento de planificación y promoción del desarrollo de recursos humanos en salud con una perspectiva de acción conjunta regional es tomar nota de la heterogeneidad centroamericana. ¿Cuánto se parecen los países centroamericanos, más allá de la vecindad geográfica o climática? ¿Se parecen en salud? ¿Es posible una sola política centroamericana, o se requiere más bien, dentro de lineamientos regionales generales, énfasis de política distintos por países? ¿Transgrede el objetivo de la integración tomar nota de estas particularidades o no? Una mirada panorámica revela la existencia de por lo menos cuatro perfiles de países o agrupamientos de países, con implicancias para el campo de la salud, sus sistemas de atención y sus recursos humanos. Éstos son:
a) Los países del norte, el grupo CA-4: El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua; b) Los países del centro-sur: Costa Rica y Panamá; c) Belice, con fuerte legado del Reino Unido; y d) República Dominicana. OBJETIVO:
Presentar las bases para el desarrollo del Plan de Recursos Humanos en Salud de Centroamérica y República Dominicana. DISCUSIÓN:
Se puede afirmar, con base a la literatura y data existente, que el istmo en general tiene dos grandes fisonomías, la del centro-sur, más rico, y la del norte, más pobre. Por diferentes razones históricas, que van más allá del objetivo del presente documento, los países de la zona centro-sur (Costa Rica, Panamá) tienen productos brutos per cápita más elevados, mayor gasto público social, menos pobreza y desigualdad, menores niveles de violencia y más institucionalidad y estabilidad política. El grupo de países del CA-4, de la zona norte del istmo, es el que tiene una fisonomía más problemática, en términos de productos brutos menores, gasto público social exiguo, mayor pobreza y desigualdad, niveles de violencia altos, débil institucionalidad y poca estabilidad política. Costa Rica y Panamá han logrado un perfil diferente, el primero en base a su posicionamiento histórico como país líder en políticas de desarrollo humano desde varias décadas atrás, y el segundo en base a su manejo competitivo de su ventaja comparativa geográfica para el comercio global y en los últimos años por sus políticas de atracción de la gran inversión regional. Belice es un caso particular, por la huella en su fisonomía del legado británico, que lo hace diferente del resto de Centroamérica. República Dominicana también tiene un perfil particular, aunque su fisonomía se acerque bastante al de los países del CA-4. Esta configuración heterogénea ratifica que una agenda regional de recursos humanos en salud deberá atender rasgos comunes, pero a la vez tener componentes que aplican más a unos que a otros países. Sin embargo, más allá de estas diferencias, la gran imagen de Centroamérica en el contexto mundial es la que le dan los países del CA-4 (Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador), que tienen el 80% de la población del istmo: 34 millones de personas viven en dichos países, de las 42 millones de personas que viven en Centroamérica. República Dominicana añade a este conjunto casi 10 millones. Las líneas de fuerza en el diagnóstico y en la política de recursos humanos deberán denotar necesariamente la huella social y sanitaria de este grupo de cinco países (CA-4 y Rep. Dom.), que constituyen el perfil mayoritario en la región y el área de mayores necesidades. (AU)