Se puede concluir que la población de embarazadas en estudio poseen menor capacidad de detoxificación de piretroides y carbamatos. Considerando además que las CE tienen roles que incluyen el metabolismo de varios xenobióticos, la transducción de señales y la esteroideogénesis, la inhibición hallada presenta implicancias no sólo toxicológicas sino farmacológicas y endocrinológicas para el desarrollo del feto.

También es de destacar que la correlación siginificativa hallada entre AChE y CE1 aporta un interés adicional a la utilidad de AChE como biomarcador:

si AChE aumenta se puede inferir que CE1 disminuye. En cuanto a los estudios sobre composición lipídica que revelaron impacto sobre la mitocondria, organela clave para la respuesta celular al stress oxidativo, la viabilidad celular, balance energético y esteroideogénesis, requieren ser profundizados y abordados desde la funcionalidad de esta organela. De igual modo, los cambios observados a nivel de la composición lipidica del núcleo, que se asociaron positivamente con el nivel de AChE, considerando su rol en el control de la proliferación celular y la expresión génica. Finalmente si consideramos que las fluctuaciones en los niveles de ACHE, CE1 y lípidos de las organelas estudiadas en placenta reflejan el ambiente en que se desarrolló el feto, estos resultados estarían indicando que los plaguicidas pueden ocasionar efectos detrimentales en el desarrollo intrauterino.