Ambiente Y COVID-19 EN Argentina

    Año de publicación: 2021

    INTRODUCCIÓN Si bien en Argentina la emergencia y expansión del COVID-19 tuvo lugar especialmente en los centros urbanos en virtud de la densidad poblacional, otras regiones también se han visto afectadas. Los sectores sociales más vulnerables en ámbitos urbanos y rurales, con históricas dificultades de acceso a servicios básicos de infraestructura y sistemas de salud, se han visto doblemente afectados. OBJETIVOS Analizar los impactos diferenciales de la pandemia por COVID-19 durante el período 2020-2022, considerando las transformaciones territoriales recientes, los problemas ambientales e hídricos y las experiencias de salud comunitaria en escenarios regionales específicos como la región chaqueña y el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Método Diseño cualitativo que triangula fuentes primarias y secundarias con el desarrollo de estudios de caso en Selva (Santiago del Estero), Santa Victoria Este (Salta) y barrios populares de CABA y José C. Paz (AMBA). Resultados Las transformaciones territoriales en ambas regiones han configurado escenarios de desigualdad social, ambiental e hídrica. La distribución de la cobertura de agua y saneamiento en ambos casos margina a poblaciones rurales y barrios populares urbanos del acceso al servicio, lo que trae aparejado el uso de fuentes alternativas con problemas de calidad asociados a contaminantes naturales y/o antrópicos. Las medidas de aislamiento y cuidado dispuestas evidenciaron las consecuencias sanitarias y no sanitarias de la pandemia, en especial en poblaciones con dificultades históricas en el acceso a la salud. La investigación logró relevar procesos organizativos a nivel comunitario frente a la emergencia sanitaria y el modo en que ésta profundizó situaciones críticas preexistentes. Asimismo, y de modo paradójico, en algunas localidades las medidas de aislamiento, junto con otros dispositivos de control, socavaron experiencias comunitarias previas. DISCUSIÓN Es necesario plantear abordajes sanitarios que sean adecuados a los diversos contextos regionales y sociales y que logren revertir lógicas históricas de marginalidad. Para ello se torna central que las políticas sanitarias incorporen la participación de las comunidades locales y reconozcan las determinaciones territoriales de la salud que generan inequidad social.

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