Guía de práctica clínica para el tamizaje del cáncer de mama en el primer nivel de atención
Año de publicación: 2024
El cáncer de mama es una de las enfermedades más prevalentes y devastadoras que
afecta a millones de mujeres en todo el mundo. Esta afección caracterizada por
crecimiento desregulado de células en cualquier componente de la mama, aunque
generalmente ocurre en los lóbulos (1), tiene un impacto significativo en la salud y
calidad de vida de las personas (2).
La importancia del cáncer de mama radica en su alta incidencia y la necesidad imperiosa
de una detección temprana para mejorar las tasas de supervivencia y el tratamiento
efectivo (3). Según GLOBOCAN, en el 2020 el cáncer de mama se posicionó en 1º lugar
con la mayor cantidad de casos nuevos 2’261,419. Asimismo, reporta 684 996 muertes
por cáncer de mama ese mismo año ocupando el 5º lugar en el ranking por cantidad de
muertes por tipo de cáncer con el 6.9% y un riesgo acumulado de 1.49 (4). En el Perú,
en ese mismo periodo se reportaron 6,860 casos nuevos, ocupando el 1º lugar con el
18.5% entre los cánceres que atacan a las mujeres, y se 1,824 muertes por cáncer de
mama ocupando el 3º lugar con el 9.8% de muertes por tipo de cáncer (5).
Según el Instituto para la Evaluación y Métrica en Salud (IHME), en el año 2019, los
efectos del cáncer de mama en Perú se tradujeron en una pérdida de 163.86 años de
vida ajustados por discapacidad y 8.44 años vividos con discapacidad por cada 100,000
habitantes (6). Estos números reflejan el impacto significativo de esta enfermedad en la
salud y la calidad de vida de la población.
Los factores vinculados con la manifestación del cáncer de mama incluyen la edad, con
un riesgo más elevado a medida que la edad avanza, la pertenencia a la raza blanca, la
obesidad (especialmente en mujeres post menopáusicas), antecedentes de enfermedad
mamaria benigna, mayor densidad mamaria, el uso de terapia hormonal o
anticonceptivos, así como la menarquia temprana o la nuliparidad. Además, se
identifican factores familiares y genéticos que también juegan un papel significativo (7).
Al inicio de la enfermedad no hay signos o síntomas hasta que aparece una tumoración
palpable e indolora en la mama, y luego pueden aparecer nódulos linfáticos inflamados
y de mayor tamaño de lo regular (1). Sin embargo, la aparición de estos síntomas suele
estar asociado una enfermedad más avanzada. Una enfermedad más avanzada en el
momento de la presentación no sólo conduce a peores resultados de supervivencia, sino
que a menudo requiere un tratamiento más extenso y costoso que puede no estar
fácilmente disponible, lo que genera más presión sobre los ya frágiles sistemas de salud
(8). En este contexto, la detección temprana y el tamizaje del cáncer de mama es una
estrategia para reducir significativamente la carga física, social y económica de las
mujeres y el potencial riesgo de muerte.
Existen diferentes tecnologías y estrategias clínicas para el tamizaje de cáncer de mama
con resultados controversiales, ya que en la era de terapia innovadoras y eficientes, el
tamizaje podría suponer un aumento del riesgo de sobrediagnóstico, un daño que podría
superar los beneficios (9)|.
Por ende, en base a la incidencia de la enfermedad en nuestro país, y la carga
económica y de mortalidad que trae consigo un diagnóstico tardío se ha priorizado la
realización de una guía de práctica clínica para el tamizaje de cáncer de mama.